¿A quién que se va a jubilar no le gustaría recibir el cien por ciento de su salario? La respuesta es obvia y ése ha sido el mensaje que se ha ventilado a más no poder, dentro de las reformas constitucionales propuestas por el presidente en su paquete electorero. La idea de mejorar el sistema de pensiones, lejos de ser rechazada por la oposición, ha sido bien recibida, pero con una condicionante: que se demuestre de dónde saldrán los recursos para que sea viable. Ahí está el quid.

 

Hay que recordar que el actual sistema para el retiro, sustentado en las Afores, se diseñó porque el entonces vigente iba mostrando signos de debilidad financiera y requería ya del apoyo del Estado para ser operable, ya que el número de pensionados y jubilados crecía y los recursos solidarios que se aportaban por quienes cotizaban en el Seguro Social, eran insuficientes y lo serían más en el futuro cuando el número de jóvenes disminuye y el de adultos mayores crece.

 

Por aquél tiempo estaban de moda y operaban exitosamente esquemas como el que se adoptaría en México. Un modelo que rompía la solidaridad de los trabajadores, ya que la bolsa se componía con las aportaciones de todos los asegurados. En cambio, ahora se trata de una cuenta individual donde las aportaciones solo son para la persona titular de dicha cuenta. Sin embargo, son administradas por instituciones financieras de, a diferencia de cuenda se abre una cuenta de ahorro o inversión, se cobra por la administración de la misma.

 

El sistema de las Afores reconoce que los recursos que se depositan en la cuenta individual serían insuficientes para recibir una pensión que soporte las necesidades del adulto mayor cuando las reciba, de ahí que exista la opción de una aportación adicional, que puede destinarse para la jubilación o para otros objetivos.

 

Sin embargo, es falso que todos los que se jubilen obtendrán el cien por ciento de su último salario. En realidad, existe un tope que sería el salario promedio de las aportaciones al IMSS, que en la actualidad es 16 mil 777 pesos. Quienes tengan un salario superior no obtendrían el dicho cien por ciento.

 

En cuanto a la procedencia de los recursos, se ha informado que se crearía un capital semilla de 64 mil millones de pesos, que se supone provendrían de recursos de las operaciones del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, la Liquidación de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, la Venta de terrenos del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), el cobro de adeudos de entidades públicas con el ISSSTE, IMSS y el Servicio de Administración Tributaria (SAT), recursos de la aplicación de los artículos 302 de la Ley del Seguro Social y 37 de la Ley del Infonavit. Eso por el momento.

 

Posteriormente se destinarían a ese fondo los recursos de los fideicomisos del Poder Judicial de la Federación que pretende liquidar el Ejecutivo, pero que no ha podido hacerlo puesto que hay amparos al respecto y cuya realidad dependerá de la resolución de la Suprema Corte, lo cual no parecería favorecer esta opción.

 

Luego sería con la extinción de los órganos autónomos que tanto ha criticado y combatido el presidente por su procedencia neoliberal y porque acotan la autoridad del Ejecutivo porque, según él duplican funciones con otros organismos. Pero lo más sorprendente es que también se utilizarían las utilidades generadas hasta por el 25 por ciento de las empresas parestatales de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, Grupo Aeroportuario, Ferroviario y Servicios Auxiliares Olmeca-Maya-Mexica, Tren Maya, así como Aeropuerto Internacional de Palenque, Señor Pakal y Aeropuerto Internacional de Tulum, Zamá y los aeropuertos de Sonora.

 

Según entiendo, se crearía un Fondo de Pensiones para el Bienestar con los recursos de las AFORES, del cual también se retirarían las utilidades, con lo cual dichos recursos se irían deteriorando como efecto de la inflación. Habrá que conocer qué pasará con las aportaciones voluntarias. Recordemos que una parte importante de los recursos de las AFORES sirven para financiar al Gobierno Federal.

 

Todo ese dinero prometido en la reforma, dependerá de que el Congreso apruebe otras iniciativas del Presidente y de que las empresas paraestatales tengan utilidades, pues es bien sabido que suelen ser deficitarias y lejos de aportar, tienen que recibir subsidios para poder operar.

 

Como se ve, no queda muy clara la garantía de los recursos para el nuevo sistema. Por el momento, se estarían ofreciendo espejitos a cambio de los recursos de las AFORES que hasta septiembre de 2023 era de 5 billones 550,945 millones de pesos, esto es 19% del PIB, nada despreciable.

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