La honestidad de los gobernantes comienza con sus máximas autoridades. Si un presidente es honesto, es muy probable que sus colaboradores sean honestos, si es corrupto probablemente la mayoría de sus funcionarios cometerán actos de corrupción.
Es interesante analizar si el gobierno anterior caminó hacia la honestidad o a la corrupción, y si el entorno económico: inflación, devaluación, tasas de interés, deuda pública y migración de mexicanos a EU se redujo o aumentó.
Desgraciadamente, todas las variables macroeconómicas que enumeramos empeoraron en el gobierno de AMLO.
La nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, recibió un país más deteriorado que AMLO. Si ella continúa por el mismo camino que el gobierno pasado, la economía empeorará, y si corrige el camino puede salir adelante.
Hasta ahora, no hay señales de cambiar el camino. Podía empezar con corregir la decisión, basada en el enojo y venganza de AMLO, de quitarle arbitrariamente independencia al Poder Judicial, lo que destruye uno de los pilares de la democracia, la división de poderes, pero no lo ha hecho.
Ya heredó el enfrentamiento con el Poder Judicial, lo que causa incertidumbre económica y reduce la inversión.
Si Claudia pone en práctica las mismas políticas del gobierno anterior, tendrá los mismos resultados.
Me gustaría que le fuera bien a la Presidenta, pues si le va bien, le va ir mejor a más mexicanos, y si le va mal le irá peor a la mayoría de los mexicanos.
Para que le vaya bien no bastan los buenos deseos y promesas, sino tomar acciones concretas que indiquen un cambio de camino y la corrección de errores.
Algunos de los cambios que debe implementar Sheinbaum para corregir el camino y sembrar expectativas positivas son:
1.- Reducir el déficit presupuestal, mediante la baja del gasto, y no a través del aumento de impuestos.
2.- Bajar las tasas de impuestos, tanto del ISR como a las ganancias, que son más altas que en EU, principales inversionistas extranjeros y socios comerciales.
3.- Disminuir los trámites, burocracia, para crear empresas.
4.- Reducir el control y los chantajes del crimen organizado en varias partes del país, donde de hecho gobiernan ellos.
5.- Dar mayor seguridad y garantías para que nuestros socios del norte, EU y Canadá inviertan más en México.
6.- Reducir un ‘proteccionismo laboral’, que lleva a que millones de pequeñas empresas no contraten extraños como trabajadores, solo funcionan con sus parientes: hijos, hermanos o primos, por miedo a ser demandados y tener que pagar liquidaciones que lo llevan a cerrar su pequeña empresa. Prefieren no crecer que enfrentar esos riesgos.
Sin esos cambios, cada día empeorará más la economía.