Este escribano se disculpa por la crasa ignorancia en cuanto al indigenismo empleado en la mañanera, cuando el C. presidente se refirió a su ojito “de Jacaranda en Flor”, como bien señala la canción, es decir, se presentó con un ojo morado y reventón.

 

La investigación lexicológica no resulto muy fructífera, porque la enfermedad presidencial no era solamente “una perrilla” e iba más allá de una simple infección por andarse agarrando los ojos con las manos cochinas, cosa que no tiene nada que ver con el New York Times, ni con la DEA, tampoco con Blinken, Tim Golden o Loret de Mola, ya ven mis bellísimas lectoras y amables lectores que todo lo malo que hay en este país es culpa de Calderón, de Loret, del Otis o del karma que persigue a la 4T.

 

LA REALIDAD

Como dice el mandatario: “Es de que” este amanuense considera que el movimiento populista en México se contagió de lo mismo y también le llegó el Tutupinche a la 4T.

 

LOS SÍNTOMAS

1. Son iguales a los de la enfermedad presidencial. Si no es el Tren Maya que nada más no arranca, se les destartala el AIFA, y el problema es que, tampoco la candidata del mandatario, nada más no puede levantar, por eso sus discursos en grado de tentativa, jamás pasan de las repeticiones de proclamas y propaganda de su patrón. Idéntico al tutupinche, eso ha causado ardor y comezón en las oficinas de palacio.

 

2. Tampoco deja ver bien. El tutupinche de la 4T hace lagrimear al ojo presidencial. Por eso no se da cuenta que el escenario para su corcholata es borroso, oscuro, opaco y sin carisma, por más incienso que sus aplaudidores oficiosos y oficiales le aplaudan a rabiar. Nada más no llega, no “hace clic” con el pueblo.

 

3. El tutupinche de la 4T provoca que el caminar sea incierto, dudoso y tambaleante, como se puede apreciar en la jerigonza que los reporteros profesionales y algunos semovientes amaestrados se tienen que fumar en las mañaneras. Obsérvese bien: Todo es supurar y respirar por la herida; se tropieza, dice y se desdice; ofrece que todo irá mejor, solo que ya pasaron cinco años  y todo está peor que antes. Ya no le funciona culpar al pasado, por eso dispara contra los oligarcas, contra la “minoría rapaz” de la cual jamás ha dado un solo nombre. Sus manoteos son escopetazos que le pegan a todo y a nada.

 

4. Sin duda, el tutupinche ha creado una serie de organismos internos que acaban en autofagia morena, por más maquillaje que le pongan, igualito que en las mañanas del Salón Tesorería. Véase por favor el desaire –para decirlo bonito- que los gobernadores del resto del tutupinche presidencial- le hicieron a Américo Villarreal; pero esa actitud, sin duda validada y autorizada desde palacio, se suma a la otra que le están haciendo a Cuitláhuac García,  impresentable gobernador veracruzano, donde propios y extraños aseguran que ese estado se perdió ya para el tutupinche 4t.

 

5. Ante la falta de foco y enfoque, el tutupinche de la 4T provoca continuos desaciertos y pérdida de la puntería, porque un ojo apunta para un lado y el otro, para otro lado. Es el caso de las continuas metidas de pata metajurídicas en las que ha caído la suministra Batres. Como no sabe ni tiene oficio y nula trayectoria en el tema constitucional, la Ministra Piña en su carácter de presidenta de la Corte, le ha tenido que corregir continuamente, porque no lee bien, está fuera del foco del tema que se está tratando y dice “costras por osas”… Aunque lo mismo continúa con los bandazos del tutupinche en los casos de Ernestina Godoy, Yazmín y del fiscal instantáneo Ulises Lara.

 

6. Finalmente, el tutupinche de la 4T ha hecho perder la brújula al presidente. Como dice Raymundo Rivapalacio…. ¡Ya lo perdimos!

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