La Confederación del Episcopado Mexicano representado por el Obispo de Cuernavaca y Presidente del CEM, Ramón Castro Castro, el Arzobispo de León y Vicepresidente del CEM, Jaime Calderón Calderón, y el Obispo Auxiliar de México y Secretario del CEM, en un Mensaje al País mostraron su indignación por “el artero asesinato de ocho jóvenes” que integraban la pastoral juvenil de la Parroquia de San José de Mendoza en Salamanca, Gto.
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Los prelados de la Iglesia Católica consideran “inadmisible” el asesinato de los ocho jóvenes en Salamanca a manos de la delincuencia organizada que ha llevado “dolor” a sus familiares y amigos por el “artero” asesinato en la Parroquia de San José Mendoza.
Al reflexionar sobre la violencia que “azota la nación”, los pastores de la Iglesia Católica califican al crimen como un “cáncer” social y destacan que “la delincuencia presume impunidad” dominando la inseguridad en los “espacios vitales comunitarios”.
“Esta realidad hiere el corazón de todos los mexicanos, nadie puede sentirse fuera de ella. Es momento de unirnos y asumir cada uno nuestro compromiso por la paz en nuestro país”; resaltando el mensaje evangelio (Mt 5,9) “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”.
En su reflexión, los representantes de la Conferencia del Episcopado Mexicano van más allá del significado de “la paz”, la cual “no es solo la ausencia de guerra o violencia, sino la presencia activa del bien, la justicia y la fraternidad”.
Refieren que el Papa Francisco hace el llamado a constituirnos en “artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia”; y señalan que los “ciudadanos convencidos de su responsabilidad con el bien común, que se comprometan en la construcción de las condiciones que hagan posible una vez más el estado de derecho y la paz en nuestras comunidades”.
Por ello, hacen un llamado a “los ciudadanos, a las autoridades en sus tres niveles: Municipal, Estatal y Federal; a los jueces, magistrados y ministros; a los legisladores, a la sociedad civil organizada, a los empresarios, comunicadores y a todas las comunidades para que persigan la construcción del bien común, vivamos la solidaridad que tantas veces nos ha caracterizado ante las tragedias que enfrentamos, y combatamos la delincuencia y la falta de justicia que hace sangrar nuestra patria y trunca el sueño de miles de nuestros jóvenes”.
Nuestra esperanza está puesta en la promesa de Cristo, quien nos dice: “La paz os dejo, mi paz os doy» (Jn 14,27). Una paz que no defrauda, que no pasa, sino que transforma profundamente el corazón humano cuando éste se atreve a dejarse colmar por su amor. Sigamos caminando con compromiso y determinación, convencidos que el amor es más fuerte que la violencia y que unidos a Cristo podremos recuperar nuestra paz”.
Piden la “intercesión de nuestra Madre Santísima de Guadalupe, seamos testigos de la verdad, y testimonio de justicia y de paz” y oran por el descanso eterno de los jóvenes y “brille para ellos la luz perpetua, para que sus “almas y las almas de todos los difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz”.
Por su parte, el Obispo de la diócesis de Irapuato, Enrique Diaz Diaz, que comprende también el municipio de Salamanca califica de “cobarde el asesinato” de los jóvenes salmantinos.
El pastor de la Diócesis de Irapuato narra, en el comunicado como los jóvenes, después de participar en la celebración de una Misa, “llegan unos hombres armados…” y abrieron fuego, “matando a 8 de ellos e hiriendo a 5 más”. Los jóvenes asesinados, miembros de la Pastoral Juvenil, son: Bruno Jesús Reyes Ríos, Edwin Yael Vidal Ríos, Alexis Ramírez Hernández, Juan Flaviano Ríos, Daniel Estrada, Miguel Aguayo, Fernando Andrade Aguayo Y Juan Martín Núñez Mondragón.
El pastor, Enrique Diaz Diaz, condenó el ataque a los jóvenes y pidió a las autoridades civiles que esclarezcan estos hechos, a los que calificó de “atroces”, pidió que se haga justicia y convocó a una caravana por la paz para el 29 de marzo, concluido el novenario de los jóvenes masacrados. El prelado pidió también por quienes consumaron el ataque y a todos los que generan violencia en nuestro País, dado que también “son hijos de Dios”, por lo que pidió por su conversión.